Posts etiquetados ‘Felipe González’

Marchar

Mércores, 16 de Febreiro, 2011
O alcalde José López Orozco declarou o seu ‘tolo amor por Lugo’ o mesmo día en que o vicesecretario xeral do seu partido expuña limitar por lei o ‘tolo amor á poltrona’ dos presidentes de goberno. A dúbida está en saber cal debería ser o período máximo permitido para ocupar un cargo, evitando así que institución e persoas acaben por confundirse. Para algúns, a vida útil dun político debería ser a dun utilitario, é dicir, deixarlle facer durante catro anos, obrigadas revisións bianuais a partir do sexto, e, cando cumprise dez, empezar a comprar revistas de coches e a visitar algún concesionario coa idea de renovalo.
Mentres, os que cren que exercen con eficacia e paixón o seu traballo, seguramente se compararán coa existencia dunha árbore, que vai gañando cos anos altura de miras, aneis de experiencia e enraizando na terra, e cuxa corta só se decide no momento en que está amortizado o investimento por aqueles que decidiron plantalo.
Eu son dos que cren que aos políticos débeos de xubilar as urnas, como ocorreu nos noventa con Felipe González ou na década pasada con Fraga, aínda que tamén penso que os gobernantes que deixan pouso son aqueles que se dan conta de que deben irse antes de que os boten.

Señor X

Xoves, 11 de Novembro, 2010

Recuerdo siendo un niño la mezcla de alegría, ira, nerviosismo y temor que se mascaba en la calle tras la victoria electoral de Felipe González en 1982. Contagiada por la pegadiza melodía del Hay que cambiar, aquella España de frágil convivencia apostó durante catorce años por un carismático político que, incluso con una derrota cantada por el olor a estiércol de sus últimos gobiernos, estuvo a punto de retener la presidencia en 1996 pese a lo absurdo que hubiese sido otro mandato. Olvidados ya sus desatinos por esa memoria tan pacata que atesoran las democracias en construcción, González  acaba de presentar en una entrevista su candidatura al Príncipe de Asturias de las ocurrencias al confesar que tuvo en sus manos autorizar un crimen de Estado para hacer volar en Francia a la cúpula de ETA, pero que dijo no; una declaración que para unos demuestra que era el Señor X de los GAL y para otros, su compromiso con el imperio de la ley. Pero, por desgracia, lo que nos descubren sus palabras es la catadura moral de los asesores del por entonces líder del PSOE y que quizá González olvidó en algún momento de su mandato aquella máxima de Pablo Iglesias de: “No sólo hacen adeptos los partidos con sus doctrinas, si no con los buenos ejemplos y la recta conducta de sus hombres”.