Duelo por un empresario
Mércores, 19 de Xuño, 2013Ya no nos deberían de asustar a estas alturas los comentarios de alguna calaña del empresariado español, aunque la capacidad de asombro aún tiene cotas por superar cuando al ansia usurera de algún ejemplar se suma su involución hacia la especie primate.
Porque uno de los efectos de la crisis más perniciosos para esta civilización no es que el banco malo deje sin duplex a una familia y le obligue a apretarse en un apartamento, que las vacaciones en Marina D’or se transformen en paseos a media tarde por el pueblo de los abuelos o que los maleteros del coche de tercera mano vuelvan el sábado vacíos del centro comercial. No, eso no es lo peor, porque esa revisión a la baja de la nuestra historia reciente ya fue asumida por otras generaciones antes. Lo peor de esta crisis y lo que de verdad nos da la sensación de que hemos tocado fondo es escucharle a quien debería representar a una parte de la sociedad que cree en el futuro y en la gente a la que contrata para sacar adelante sus proyectos, decir que considera excesivos los días de permiso que un empleado tiene para enterrar a un ser querido, un derecho que como mucho tendrá que utilizar una o dos veces a lo largo de toda su vida laboral.
A esos empresarios como ese directivo de la Ceoe que advirtió de que a los entierros no se va en diligencia, solo hay que desearles que cuando a ellos les llegue su hora nadie pierda ni un solo minuto en el duelo.