EL AJUSTE duro en las administraciones que acaba de ordenar Zapatero ha puesto en guardia a todos los gobiernos locales, entre ellos el lucense, que se prepara para trasladar a sus cuentas el efecto que provocará la prevista caída de los ingresos que llegan desde Madrid y Santiago. La medida más inmediata será ese recorte de los sueldos del personal del Concello, un capítulo que supone 31,5 millones de euros de los 92 que suma el presupuesto municipal de este año. El alcalde José López Orozco ya anunció que será el primero en ajustarse el cinturón rebajándose el salario, aunque éste será sólo un gesto de cara a la galería puesto que el auténtico problema de esta administración, al igual que el de otras muchas, es el exceso de gasto corriente, es decir, todo aquel que es improductivo y que no supone inversiones.
Muchos de ellos son imposibles de eliminar, puesto que son necesarios para mantener en funcionamiento el Concello, aunque sí que hay otros más prescindibles, entre los que se incluyen desde las dedicaciones exclusivas o la asignación para los grupos políticos, al personal asesor o los gastos en comidas, viajes o protocolo. La factura era asumible en época de bonanza económica, aunque el hecho de que haya engordado tanto la hace ya insostenible.
De momento los números aún son negros y el hecho de que Lugo haya conseguido reducir su deuda en los últimos años le da un mayor margen de maniobra, aunque el auténtico problema podría llegar con los presupuestos del próximo año, cuando sin planes de inversión del Estado —hay que recordar que del Feil de 2010, más de dos millones van dedicados a gasto social—; con el incremento de instalaciones municipales que requerirán de un mantenimiento y de más personal, y quizá con una caída de la actividad y con la subida del IVA que puede retraer los ingresos por impuestos municipales podría darse el caso de que el presupuesto municipal acabe dedicado sólo a pagar sueldos y facturas, y sin posibilidad de acometer inversiones. Claro que el problema es que el año que viene hay elecciones y ya se sabe que usar la tijera no suele dar votos.
LA PROTESTA DE MONFORTE PODRÍA IMITARSE EN LUGO
La espectacular manifestación organizada el jueves en Monforte en defensa de la sanidad pública y que congregó a entre 8.000 y 10.000 personas podría reproducirse en Lugo si se cumplen las amenazas lanzadas por la plantaforma Cidadanía e Saúde, que hará llegar a Feijóo y Farjas sus reivindicaciones contra el traslado del Centro de Especialidades y el cobro del párking en el nuevo hospital. De momento se han recogido 20.000 firmas y, aunque el PP se plantea asumir el coste político de estas impopulares medidas, una nueva protesta como la de Monforte podría hacer más daño del que se calcula.