La falta de consenso en la ciudad percibida por la Consellería de Sanidade en las propuestas para que el futuro hospital de Lugo lleve el nombre de algún ilustre lucense ha decidido a las autoridades sanitarias a adoptar la denominación genérica de Lucus Augusti, dedicando tres de los pabellones del centro a los médicos Rafael de Vega y José Goyanes, y al practicante Faustino Vilar. La opción elegida era la defendida por el PP lucense y el colegio médico, aunque el hecho de que exista ya en la ciudad un instituto que lleva esa denominación ha despertado recelos en alguna parte de la ciudadanía, que considera que puede dar lugar a confusiones. Claro que a nadie se le escapa que el hecho de que el personaje histórico que tenía todos los boletos para llevarse la denominación, el doctor Vega Barrera, fuese una víctima del golpe de estado de 1936, le restó apoyos entre ese sector que prefiere enterrar la historia. De todos modos, la decisión de Sanidade puede que evite que en el futuro haya que hacer nuevos cambios, como hace años ocurrió con la residencia sanitaria Hermanos Pedrosa, que pasó a llamarse Hospital Xeral primero y complejo Xeral-Calde después para evitar cualquier referencia al franquismo. Eso sí, lo importante, como dijo esta semana el alcalde José López Orozco, no es el nombre del hospital, si no que abra de una vez. Y por eso aún estamos esperando.

El efecto Obama en la delegada de urbanismo
A falta de responsabilidades en el gobierno municipal, ante la falta de acuerdo que en su día hubo para impulsar un ‘gobierno de progreso’, los nacionalistas lucenses dedican su tiempo a hacer una oposición ingeniosa. La concejala Paz Abraira tuvo esta semana un arranque de ironía durante una rueda de prensa en la que aludió a la gestión de la delegada de urbanismo, María Novo, fichada tras la marcha de Francisco Fernández Liñares a la Confederación del Miño. Según la edil del BNG, a Novo se le acabó el ‘efecto Obama’ tras año y medio en el cargo, pues considera que no ha sabido resolver en este tiempo los problemas de esta concejalía tan compleja. Aun así, lo cierto es que a día de hoy la delegada de urbanismo es una de las favoritas a ocupar un puesto de salida en las próximas listas municipales del PSOE.

Orozco también se moja por le idioma
El alcalde lucense se manifestó en dos ocasiones esta semana en contra del borrador del decreto sobre el gallego en la enseñanza que pretende aprobar la Xunta. Orozco llamó a Alberto Núñez Feijóo a buscar el consenso y pidió que se cumpla la Lei de Normalización Lingüística. Atrás quedan, eso sí, las disputas del regidor lucense con el anterior vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, a cuenta de las galescolas. «Cambiouche o conto», como dice el refrán.

A traxedia de Haití fixo aflorar algúns dos sentimentos máis primarios e a vez contraditorios como o egoísmo, o odio, a solidariedade ou a usura. Entre o horror que produce ver unha gran cidade devastada e cadáveres hacinados en rúas ou en fosas comúns, vemos como as imaxes de execucións de ladróns na rúa mestúranse con outras de voluntarios desprazados desde miles de quilómetros devolvendo á vida a pequenos atrapados entre os cascallos. En Occidente a cidadanía mobilízase con donativos masivos ante a improvisación dos gobernos, mentres algúns bancos aproveitan para maquillar as súas desaxustadas contas aplicando comisións ás transferencias de doazóns anónimas.  A sobremesa fronte ao televisor encóllenos os estómagos e encharca os ollos dos máis sensibles, aínda que pasado o mal grolo das crónicas da destrución dáse paso ao mundano, ás veces con comentarios do tipo: «Onde si que están felices é en Bilbao, tras a vitoria sobre o Madrid…»
A vida pode ser marabillosa, dicía o defunto xornalista Andrés Montes, pero en Haití de momento é só unha ilusión. E mentres, nós quedamos reconfortados co ingreso duns euros na conta dunha ONG. Sentimentos á fin e ao cabo.

Non creo que Bolonia acabe cos males que axexan á universidade pública española como tampouco creo nas visións pesimistas que auguran o fracaso do modelo ou que ironizan sobre os seus propósitos.
A realidade dinos que as facultades e escolas públicas son a día de hoxe unha das principais fábricas de parados de país, aínda que tamén é certo que un título universitario aínda é sinónimo de certo prestixio social. E quizá a perda de valor deste último activo é o que fai perigar un sistema que excepto en contados casos, como ocorre coas titulacións máis técnicas, foise abrindo unha brecha maior co mundo real, co da empresa que necesita operatividade sen renunciar ao coñecemento.
Agora que toca axustarse o cinto en todos os sectores, os birretes claman contra os recortes que ameazan os seus orzamentos. E é que a estrutura de sedes universitarias que se crearon nos últimos anos pode resultar insostible se os protagonistas non se deciden a repensar o sistema. Ao Plan Bolonia acúsaselle de querer acabar coa universidade pública, aínda que o certo é que ela mesma soa pode morrer de inanición se non revisa o seu funcionamento e, sobre todo, se non logra vender mellor os seus éxitos a esta sociedade.

Sería la mayor aportación del sistema educativo gallego a la generación MP3, los adultos de mañana dominarían tres idiomas y se podrían comunicar con cerca de mil doscientos millones de personas, si contamos los hispanohablantes, lusófonos y  anglófonos. Ése es el espíritu con el que la Xunta quiere vender el nuevo decreto del gallego, con el que además de cumplir una promesa electoral con aquellos padres preocupados porque sus hijos llegasen a casa recitando a Rosalía busca reinventar una forma de enseñar idiomas que ha demostrado su ineficacia. Porque si bien el castellano y el gallego son lenguas con las que se convive a diario y sólo la parte gramatical es la que precisa de un mayor refuerzo escolar, en el caso del inglés los porcentajes hablan por sí solos: uno de cada cuatro españoles dice que lo habla bien, mientras que la media europea es de uno de cada dos.

Por eso resulta loable el objetivo que se marcan las nuevas autoridades educativas gallegas de conseguir una generación trilingüe, aunque lo que ya no es tan lógico es que se trate de fomentar el aprendizaje de idiomas a costa de restarle importancia a la lengua propia. Sería como potenciar la cuisine française arrinconando el lacón con grelos y quizá por eso parece tan indigesto este decreto.