Los triunfos en los deportes colectivos en un país siempre son más celebrados que los individuales, pero el caso es que si el fútbol es el más mediático, al menos en España, se debe a que ese concepto de grupo se lleva al extremo, con concentraciones prepartido y reprimendas públicas a las ovejas descarriadas. Y precisamente ésa es la clave del éxito del equipo de Luis Aragonés, haber hecho una piña de una plantilla de jóvenes jugadores, aunque algunos de ellos ya sean estrellas internacionales, y sin haberse dejado influir por quienes han criticado su cabezonería a la hora de confeccionar la plantilla. Seguramente piezas como el añorado Raúl hubieran servido para apuntalar el proyecto futbolístico, pero precisamente su difícil de integración en el grupo como uno más podría haber sido contraproducente no dentro del campo sino en el vestuario. A los aficionados al fútbol nos queda ahora soñar con ver ganar un gran título a la selección española, puesto que en 1964 muchos no habíamos nacido y para decepciones ya tuvimos la de 1984 ante Francia, con el mítico Arconada ejerciendo de Carusso. Pero aunque se pierda, la imagen que quedará es la de un grupo que, al igual que hicieron los campeones del mundo de baloncesto, transmiten ilusión, humildad y buen rollo.

No creo que la nueva ministra de Igualdad merezca tan pronto la hoguera por sus patadas al diccionario de la RAE o por ocurrencias mal explicadas como la de crear una biblioteca de mujeres, no de uso exclusivo de la féminas -que por cierto estadísticamente leen bastante más que los hombres-, sino con fondos de temática relacionada con este sexo. Y aunque algunos medios han entrado a degüello con la joven sociata gaditada, quizá lo único imputable a esta bisoña ministra es precisamente eso, su inexperiencia para asumir un cargo relevante si haber tenido anteriormente responsabilidades en tan alto grado. Pero si alguien ha querido hacer esta apuesta, como es el caso del presidente del Gobierno, bien por dar un aire fresco a su gabinete bien como adorno, pues allá él y juzguese su gestión al menos después de esos cien días de gracia que se dan en cada mandato. 

Pero es que quizá lo que debe estar en discusión en este caso no es si la persona que lleva la cartera tiene o no capacidades, sino la utilidad de ese ministerio en una sociedad que suele ir por delante de las decisiones gubernamentales en cuanto a igualdad. Si a esto unimos que la situación económica actual llama a aplicar austeridad en el gasto público y dar prioridad a otros asuntos, resulta injusto situar a Bibiana Aído en el centro del pim pam pum. ¿O no?

Me imagino que José María Aznar, al ver la foto de la nueva dirección del PP, se sentiría como un concursante de ‘Identity’, incapaz de distinguir quién es quién en un partido que él creía haber dejado bien encadenado, como un soneto clásico en el que ningún verso queda suelto. Y es que al día siguiente del congreso de Valencia, Mariano Rajoy apareció semieufórico en los medios de comunicación para dejar claro que el presidente de honor del partido ya no está en política y que le toca a él trazar la línea a seguir para hacer oposición.
Pero aunque en este nuevo PP muchos ya den por enterrado el aznarismo y hablen de tolerancia y moderación, lo cierto es que la vieja guardia va a seguir muy de cerca las evoluciones de la renovada dirección y no habrá que esperar mucho para ver si el cambio acaba dando los resultados esperados. Las elecciones autonómicas en el País Vasco, donde los populares habían tocado fondo con su estrategia de confrontación con el nacionalismo, seguramente servirán para dar ánimos al nuevo equipo de Génova, pero sin duda los comicios gallegos del próximo marzo van a ser la gran reválida para el crédito de la línea renovadora del PP. Cualquier paso atrás, sobre todo en su tierra, le será bien restregado a este entusiasta Rajoy.

Los romanos asentados en Lucus Augusti buscaron el agua en los manantiales de O Castiñeiro y Abuín para llevarla hasta el centro de la ciudad. Construyeron la que seguramente fue la primera red hidráulica de todo el norte peninsular y al igual que en todas las ciudades del imperio, el agua fue considerada como un bien del pueblo, tanto para el consumo, la higiéne o el ocio medicinal. Las fuentes son por ejemplo un símbolo de Roma, donde toda plaza o parque tiene surtidores para poder beber agua fresca y de gran calidad. El desarrollo urbanístico desenfrenado ha abocado a la desaparición o en su caso a la contaminación de muchos de estos manantiales, a los que sin embargo algunos vecinos siguen acudiendo a proveerse de auga para no comprar la embotellada o para evitar el sabor a cloro de la que sale por el grifo. El riesgo de esta práctica radica en que la falta de control por parte de los ayuntamientos sobre estos manantiales puede acabar provocando intoxicaciones como la que estos días padecen casi un centenar de vecinos de O Castiñeiro afectados por un brote de sigelosis. Para algunos la solución es vallar todas las fuentes. Los romanos seguramente se aplicarían en sanearlas, quizá por eso llegaron a tener un gran imperio.

Aunque estos días Lugo vivió entregado a homenajear a las deidades romanas, Galicia quiso convertirse la pasada semana en esa isla flotante llamada Eolia, donde habitaba el guardian de los vientos, llamado aquí Consellería de Innovación. El concurso para la concesión de nuevas licencias de explotación eólica bien podía parecer una más de las decisiones que adoptaba el señor mitológico, que según la tradición gobernaba con dominio absoluto los vientos, apresándolos o liberándolos a su antojo. Este Elolo burócrata, al igual que el dios griego, recibía solicitudes de ayuda de otros grandes señores, aunque en esta ocasión la transparencia ha querido ser mayor que en anteriores concursos, para evitar polémicas en un negocio que ya está reportando grandes beneficios a las empresas. Y es que al igual que había ocurrido en ‘La Odisea’ de Homero, aquella bolsa entregada a Ulises donde Eolo depositó todos los vientos y que fue abierta pensando que contenía oro, acabó siendo una caja de los truenos que merecía una regulación. En tres o cuatro meses la Xunta resolverá quién podrá aprovechar ese recurso energético gallego que bien usado debería servir para llevar la nave gallega a esa Itaca soñada donde los beneficios de la tierra también repercutan en sus habitantes.

Agora que o Instituto Nacional de Estadística nos fai puntualmente cada ano un reconto do número total de habitantes, por estas datas en Lugo soemos laiarnos da perda de efectivos ou do avellentamento que sufrimos. Porque aínda que nos últimos dez anos España sufriu a maior oleada de inmigrantes da sua historia -e mira que houbo invasións-, a provincia lugueses apenas recolleu migallas, se cadra porque os que deciden marchar do seu fogar en busca de prosperidade fano cara aquelas zonas máis desenvolvidas. Porén, o INE quixo darnos este ano unha pequena satisfacción, a de ver cortada esa tendencia á baixa para estabilizar a poboación na franxa dos 355.000 vecinos e mesmo aportando unha pequena suba de apenas 200. Pero os nativos non foron quen de mudar a situación, senón que é o fenómeno migratorio o que está a evitar a caída, aínda que a grande beneficiada segue a ser a capital, convertida na cuarta de Galicia e que vai camiño de firmar os cen mil habitantes. Pero é o rural o que non está a conseguir cortar a sangría, sobre todo pola falta de oportunidades para a xente moza, que unha vez coñece as vantaxes de vivir en vilas ou cidades renuncia a voltar ás orixes. E como o efecto chamada non funciona cando se trata de levar inmigrantes ó rural, vai ser que o despoboamento da provincia seguirá a ser unha constante por moito que un ano como este se maquillen as cifras do INE. Entre moitas das solucións plantexadas para o desenvolvemento de zonas en despoboamento, xa se viu que fórmulas como o turismo rural, os plans de impulso á artesanía popular ou a modernización das explotacións agrarias pouco axudaron, mesmo porque algúns propietarios destes negocios viven nas vilas ou na capital, onde atopan todos os servizos necesarios, e a onde voltan cada tarde despois de traballar nos pobos. Noutras rexións máis desenvolvidas, como Cataluña, Valencia ou País Vasco, os veciños do rural non teñen en cambio tantas éivas á hora de manter unha boa calidade de vida no rural, e por eso os seus pobos non sofren tanto as oscilacións estatísticas. Agora que o verán xa nos voltou a visitar, moitos deses pobos pantasmas que podemos atoparnos durante calquera semana de inverno na Galicia interior mudarán a súa faciana para atraer a miles de emigrantes e ás súas cosmopolitas familias, que durante un tempo se acostumbrarán a vivir coas limitacións que durante todo o ano teñen os veciños da zona: as conversas polo móbil son un trabalinguas, na horta non hai wifi, as estradas son como un circuito de slot, o bus nunca pasa e o súper está a media hora. E algún lugareño escoitará aquilo de: “Pero tovía vives aquí”.

Que a Francisco Cacharro había más de uno que no lo quería ver ni en pintura era sabido y si no basta hablar con alguno de sus aún compañeros de partido para escuchar lindezas de quien llevó con destreza durante dos décadas las riendas del partido en Lugo. Y quizá por ello han sido sus hasta agora enemigos, socialistas y nacionalistas, quienes se han apresurado a encargar el retrato del ex presidente de la Diputación de Lugo para colgarlo junto a los del otro centenar de antecesores en el cargo.
El cuadro, que le ha costado a las arcas provinciales algo más de 4.600 euros, muestra a un Cacharro con gesto serio, bien distinto de la personalidad que de puertas adentro manifiesta el ahora retirado político. Habrá alguno que hasta piense que esa mirada teñida de rencor envuelve un mensaje hacia quienes decidieron desalojarlo del que se había convertido en Pazo de San Paco, aunque el hecho de haber sido pintado para entrar a formar parte de la historia de la Diputación puede justificar la pose hierática.
Pero sin duda lo curioso es que el acto del lunes es el único homenaje que ha recibido hasta ahora el ex presidente provincial. La razón: Cacharro ya declaró que no acepta funerales en vida y menos si vienen de su parroquia.

O paro dos transportistas, logo de case unha semana, conseguiu un dos obxectivos de toda folga, chamar á atención. Porén, o máis importante, que sería pactar un acordo para solucionar o conflito, semella estar lonxe sobre todo polas posturas radicais que están a adoptar os convocantes e a parálise que amosou a Administración, que se viu obrigada a unha reacción contundente trala actuación descontrolada dos piquetes.
Malia a que en Lugo non se rexistraron máis incidentes que rodas picadas e algunha agresión, a polígono do Ceao foi o centro de operacións en Galicia da organización máis belixerante, que non dubidou en protagonizar cortes de tráfico na Autovía A-6 ou manter bloqueos á entrada das principais industrias lucenses. Deste xeito, o que se anunciaba como un peche patronal, convertíase nun problema que acabou por resentir a outros sectores como o gandeiro, que tamén están a atravesar un momento difícil pola suba dos combustibles.
A base da protesta é compartida pola maior parte da sociedade, porque tamén está o sufrir os efectos no seu peto, pero o que voltou a ser incomprensible é que unha situación de crise dun determinado sector que se resiste a asumir unha reconversión acabe por perxudicar a outros, provocando mesmo ameazas de regulamento de emprego.
O transporte arrastra dende hai anos un problema derivado dunha excesiva atomización, tentando competir os empresarios autónomos coas grandes flotas, máis eficientes e con maior carga de traballo. Nun momento de suba do prezo dos combustibles como o actual, a repercusión nas tarifas tarda en chegar, o que provoca o afogamento deses pequenos empresarios que ven que non cubren nin os seus gastos. A situación poderíase comparar á que se lle presenta a un comerciante dun barrio no que se inaugura un centro comercial ou a un hostaleiro a quen lle montan enfronte un restaurante de comida rápida. Nestes casos a competencia acaba xeralmente por afundir ao pequeno, pero no caso dos transportistas contan coa ventaxa de ter capacidade de paralizar en parte un país, cortando as estradas cos camións ou boicoteando aos que non queren parar.
Pero cando se chega a este punto, a solidariedade do cidadán corre o risco de converterse en xenreira, e o que en principio era unha protesta para pedir medidas a o Goberno vóltase nunha revolta gamberra con efectos económicos que acaban por afectar a todo o texido económico. E aínda que as crises dóenlles a uns máis ca outros, non hai por que aplicar o dito de mal de moitos… Digo.

Aínda que podemos ver nas beiras de máis dunha estrada carteis anunciadores de obras do Plan Galicia a Xunta acaba de finiquitar definitivamente ese plan de merda, como lle chamou Magdalena Álvarez, reinventado un propio con outro nome contundente: Plan Director de Estradas de Galicia. O PDEG, que nada ten que ver coas siglas do partido que preside Alberto Núñez Feijoo, prevé o investimento de 16.000 millóns de euros na rede viaria ata 2020, a metade aportados polo ministerio da señora antes citada e a outra pola Administración galega. Claro que se nos poñemos a comparar as propostas deste cobizoso programa atopamos algúns proxectos que nos soan xa anunciados por anteriores gobernos, como a autovía Pontevedra-A Cañiza ou a de Chantada-Monforte. E non é que un pense que en doce anos que quedan ata que se cumpla o plazo dado non se poidan rematar todas as infraestruturas, o que ocorre é que aos galegos tamén se lles poñen os pelos de punta, como á ministra, cando escoitan a un gobernante falar de plazos.
Ademais, se temos en conta que estamos a vivir unha etapa de crise, cunha baixada na recadación impositiva e un aumento dos prezos do petróleo, pode que non sexa o momento para falar dun plan a tantos anos vista. Porque se o que se trataba é de distraer a atención do persoal diante das protestas dos transportistas e pescadores para iso xa está o fútbol. Aupa selección!

Tiña só 14 anos cando na compaña de dous amigos nos aventuramos a pasar unha semana de verán percorrendo a pé os picos dos Ancares. Daquela as referencias que tiña sobre o que está considerado un dos ecosistemas mellor conservados de Europa non pasaban do lido en libros sobre unha forma de vida en pallozas que se asemellaba á dos antiguos moradores dos castros. Pero unha vez alí descubrimos ata que punto a natureza ten agochadas sorpresas para os sentidos e como aquela experiencia vital acaba por facerlle a un comprender a importancia de preservar estes espazos onde debe ser o home quen se adapte ao entorno sen tentar transformalo.
Agora un anuncio da Consellería de Medio Ambiente para convertir estes montes en parque natural levantou as protestas dalgúns veciños, que ven unha ameaza nas medidas proteccionistas que traerá a catalogación. Os máis alarmistas falan de que a especie en extinción acabará sendo o ser humano e nunha reunión celebrada en Navia de Suarna unha avogada asegurou que non haberá compensacións para os propietarios afectados nin subvencións. Por contra, o conselleiro de Medio Ambiente prometeu que a medida virá acompañada dun investimento importante para mellorar as condicións de vida dos habitantes e dixo que a declaración como parque natural suporá un alicerce para o desenvolvemento económico dos veciños dos Ancares.
Pero se uns e outros se cren en posesión da verdade, como soe pasar en todas as polémicas, resulta chamativo o argumento dalgúns voceiros veciñais que plantexan que o proxecto de preservar este espazo só debe ser decidido se o aceptan os seus habitantes, explicando que Os Ancares non son de todos os galegos, senón dos poboadores de Cervantes e Navia. Vamos que se por exemplo os lucenses deciden en asamblea derrubar a muralla para facer dous carrís máis na Ronda o resto do mundo deberían aceptalo porque aínda que é Patrimonio da Humanidade, os auténticos propietarios son os veciños de Lugo.
Ao final seguramente se imporá a razón e Os Ancares serán algún día parque natural e se cadra co tempo se convirta no segundo parque nacional de Galicia, xunto co das Illas Atlánticas. E tamén pode que eses que hoxendía se lamentan do que poden perder co proxecto acaben reconvertidos en empresarios aproveitando o tirón turístico que supón unha declaración deste tipo. Eso si, a polémica fíxome acordarme daquela apaixoante aventura de adolescente e facerme anotar na axenda unha próxima escapada ata eses montes nos que descubrín a beleza creativa da natureza.